lunes, 28 de febrero de 2011

Inteligencia Emocional

Hasta que no hagas las paces contigo mismo
nunca estarás satisfecho con lo que tienes.
Doris Mortman

 
Marzo llega mañana. Marzo es un mes para sembrar las flores y plantas de interior. Es el momento más adecuado, por tanto, para remover la tierra de nuestro jardín interior.


Estamos acostumbrados a catalogar las emociones del miedo, la culpa o la ira, entre otras,  como un problema. No es así. Este tipo de emociones no son un problema sino una valiosísima información. Tenemos que aprender a descubrir que se esconde tras ellas. Tenemos que aprender a interpretarlas como una señal del “problema” que se oculta tras ellas. ¿Qué enmascaran realmente  la envidia, el enfado  o  la tristeza?

El miedo, por ejemplo, es una señal  de la diferencia que existe entre una amenaza a la que nos enfrentamos y los recursos que contamos para remediarla. Caer a una piscina puede resultar una amenaza para quién no sabe nadar pero no ocurre así para quién sí sabe hacerlo.

Cuando pasamos por alto nuestras emociones, cuando hacemos oídos sordos, cuando las ignoramos, lo que hacemos es entrar en bucle y no resolver nada. Tal vez en nuestro día a día consigamos vivir así pero en cuanto se nos presente una situación menos habitual nos hallaremos  limitados e incluso paralizados por carecer de recursos para manejar  nuestras emociones. Por ello, es necesario escucharlas y respetarlas.

Ahora bien, ¿qué significa escuchar y respetar?

Escuchar quiere decir reconocer, no taparnos los ojos, no hacer la del avestruz. Es de suma importancia reconocer nuestras emociones, nos gusten o no.

Respetar lleva consigo ofrecer  a cada emoción el espacio necesario para poder exteriorizarla.

Sólo así, escuchando y respetando, podremos gestionar nuestras emociones. Es algo absolutamente imprescindible en nuestros días tanto para liderar nuestra propia vida personal como profesional, máxime si tenemos personal a nuestro cargo. 

Sería fantástico poder ir al supermercado y encontrar un pasillo denominado “Emociones” y llenar nuestro carro con aquéllas que necesitamos.  No es así. 

Lo que sí puedes hacer es consultar nuestra web, el apartado de Cursos y Formación, y ver la fecha te que  más te conviene para realizar un Taller sobre gestión de las emociones. Es lo que se conoce como Inteligencia emocional, termino definido por Daniel Goleman como la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos.



¡No dejes pasar esta oportunidad!


martes, 22 de febrero de 2011

Te explicamos (clarito) que es el Coaching

Tenemos un nuevo video que te presentamos hoy. Dirigido a todos, para explicar claramente que es el Coaching, para que sirve, que beneficios tiene y para quién está indicado.

Esperamos que os guste y además, vuestros comentarios acerca de su propósito.


lunes, 14 de febrero de 2011

El discurso del Rey y el discurso de Alex

Este fin de semana hemos tenido la oportunidad de ver "El discurso del Rey", la película del anglo-australiano Tom Hopper que narra la historia de la peripecia vital de Jorge VI, sucesor de aquel rey que abdicó al parecer por amor, (aunque en la película parece que porque simplemente no le interesaba serlo), Eduardo VIII . Fuera de las innegables cualidades artísticas de su producción y realización (Colin Firth como Jorge VI hace un trabajo excelente y probablemente reciba el Oscar, aunque es Geoffrey Rush, como el logopeda-coach Lionel Logue quien desde la sencillez hace un trabajo actoral sublime, en la línea de la maestría de Sir Laurence Olivier), la película supone un verdadero tratado sobre valores como el liderazgo, la superación, el manejo de la inteligencia emocional y el uso de las herramientas de superación personal combinadas con las puramente técnicas (en este caso de la logopedia).

La necesidad extrema de preparar a la nación (al imperio en ese momento)  británica para la guerra con la Alemania nazi, cuyo punto de partida debía ser un discurso en el que el pueblo supiera que contaba con un líder fuerte y dispuesto a todos los sacrificios por el triunfo de la libertad, tropezaba con una tartamudez limitativa (presentada como algunos han dicho como metáfora del miedo)  que podía dar al traste con lo más importante en ese momento, la moral de los ciudadanos ante el conflicto que se avecinaba. El trabajo, tan  descaradamente innovador para su época, tan actúal en nuestros tiempos de Lionel Logue, consiguió que en los momentos de moral baja, la voz de Jorge VI hiciese de nuevo enardecer al pueblo y superarse para cada batalla.

Mas allá de la historia, la película ofrece dos lecciones básicas: La primera, que una educación que reprime y oculta las emociones y los defectos, que no ayuda a asimilarlos e integrarlos,  se convierte en una pesada carga que una persona, a pesar de su preparación al más excelente nivel para ejercer el liderazgo, no puede sobrellevar por mucho que lo intente. Vemos que incluso esos defectos se convierten, tras el trabajo del logopeda, en virtudes. El miedo, la educación restrictiva, el clasismo, las creencias y los juicios, salen afuera, se muestran, se asumen, se desmontan  y se convierten, usadas inteligentemente a favor, en las más importantes herramientas que hacen que el Rey, usando la empatía del reflejo de todas esas rémoras en los ciudadanos, venza por fin su tartamudez y asuma su papel de liderazgo en la historia. Y la segunda, que la única vía para vencer las dificultades de uno mismo está en el trabajo que uno mismo haga consigo. El logopeda contesta ante la pregunta de la reina Isabel, esposa de Jorge VI, que puede curarle "si él quiere". En el transcurso de la terapia el Rey abandona varias veces, pero es solo cuando realmente su compromiso vence a su miedo cuando se entrega en cuerpo y alma al trabajo de vencer su problema. Decide que quiere cambiar y se pone en marcha. Jamás el terapeuta intenta convencerle o venderle la terapia, deja que sea solo él la persona que decida si quiere curarse o no. El Rey sabe que ya nada puede ser lo mismo, pues se encuentra obligado por su deber y sus convicciones a curarse, por mas que se le pida mirarse en los ojos de la gente corriente o llevar a cabo ejercicios extravagantes que, en su creencia, denigren su condición (sublime la escena en la que Geoffrey Rush se sienta en el trono real de la Abadía de Westminster haciendo de espejo del propio Rey , procurando que se vea, ante su inicial estupefacción, a si mismo reflejado en uno de sus subditos, como un inglés mas). Ahí Jorge VI descubre que si quiere ser el líder de su pueblo y que sus ciudadanos no tengan miedo, ha de pensar como ellos, hacer acopio de coraje y vencer el suyo ¿Quien dice que esto no es Coaching y del bueno?

Exactamente lo mismo que ayer otra persona relacionada con el cine hizo en la ceremonia de entrega de los premios del cine Español. Alex de la Iglesia no tiene ningún defecto en el habla (creemos además que dispone de un tono de voz y una dicción magníficas), pero también dió un paso adelante ayer en contra del miedo, del catastrofismo, del anquilosamiento de una clase profesional, la de los cineastas, demasiado temerosa del futuro y de lo exterior a ellos mismos. Parece un contrasentido, pero la creatividad, la fantasía que debe ser la piedra angular de toda persona del cine están en España hoy en horas no bajas, profundas, respecto de las soluciones que deben adoptar ante la evidente y sempiterna crisis del cine, amenazados por fantasmas a menudo creados y fomentados por ellos mismos, quizá adocenados por una política subvencionadora y muy poco fomentadora de dos elementos consustanciales a cualquier actividad económica: El riesgo y la innovación.

Justo lo que propuso ayer en su discurso a la Academia del Cine (en realidad lo ha propuesto siempre desde su cine, recordemos Mirindas asesinasAcción Mutante, El día de la Bestia, La Comunidad.....) , riesgo e innovación. Adecuación a los nuevos tiempos y coexistencia con el deseo de la gente que ve las películas. Justo los que se quedaron en las vallas que rodeaban el Teatro Real ayer, y no nos referimos sólo a los de Anonymous, con sus curradas caretas de Guy Fawkes, sino a los que, como nosotros, el Sábado compraron su entrada, se sentaron y se pusieron a ver una película. Lo que pidió Alex ayer, como un Lionel Logue actual, es que la gente del cine baje al barro, deje atrás su miedo y veá mas allá. Lo dejó bien claro: Ya nada puede ser lo mismo. El cambio, también ahí, se impone.

lunes, 7 de febrero de 2011

¿Estás harto?

Esta semana transcribimos literalmente, sin quitar ni una coma, un texto de Osho sobre lo que en principio nos puede parecer, dentro del "buenrollismo" y de  la corrección política imperante que no permite casi expresarse de manera espontánea, un defecto: El decir "ya basta" y sentirse harto. El valor de este texto está en eso, en comprobar que, muchas veces, el expresar del hartazgo tiene que ver con el expresar la necesidad de cambio, lo cual es mucho mas saludable que asentir y "tragarse" todo.

Esperamos que lo disfrutéis, y sobre todo que percibáis su enseñanza sobre lo natural y lo artificial. Y sobre todo sobre lo saludable y lo no tanto.

"Es bueno, está perfectamente bien sentirse harto. Las personas que no se sienten hartas de sí mismas están en una mala situación; están en peligro, nunca cambiarán. No sienten necesidad de cambiar. Seguirán dando vueltas en la rueda; son personas mecánicas.

Este es el primer rayo de consciencia en ti: Que te sientes harto. ¿Quién es el que se siente harto? Esta consciencia eres tú; este es el primer rayo de consciencia. De manera que toda la forma en que has vivido hasta ahora y todo lo que has hecho hasta ahora no tiene sentido.


Ahora, lo segundo...Surge el problema de que ahora lo externo está casi acabado: ¿cómo ir hacia dentro? Si empiezas a esforzarte por ir hacia dentro, no será dentro. Si tratas de hacer un esfuerzo por ir hacia dentro, no será dentro, porque todo lo que hacemos con esfuerzo conduce hacia fuera, nos lleva fuera; todo lo hecho con esfuerzo va hacia fuera.

Ir hacia dentro significa relajarse, soltarse; no hay otra manera. Cuando te relajas vas hacia dentro, cuando empiezas a hacer algo vas hacia fuera. Hacer significa ir hacia fuera, no hacer significa ir hacia dentro. Por eso es arduo. Si hubiese algo que hacer te habría dicho: “Haz esto y estarás dentro de ti”. No es cuestión de hacer. Tendrás que aprender a tener paciencia, tendrás que aprender a tener una infinita paciencia.

Y empieza a simplemente estar sentado. Cada vez que tengas tiempo, siéntate en silencio con los ojos cerrados, sin hacer nada. ¿Estás harto de lo externo? Poco a poco los sueños de lo externo desaparecerán porque no hay necesidad de que los sueños continúen.

No pensarás en comida; si piensas en comida, entonces ten muy claro que no estás harto. Si piensas en mujeres, ten muy claro que no estás harto. Tus sueños te mostrarán si estás realmente harto o si todavía persiste algún interés. Si persiste algún interés, entonces conclúyelo también; no hay nada malo en ello. Si realmente estás harto, poco a poco empezarás a sentir que la energía va hacia dentro por sí misma. Tú no estás haciendo nada, simplemente estás sentado y la energía va hacia dentro, cae hacia dentro.

Y mediante ese recogimiento, irás centrándote. Mediante ese recogimiento, surgirán nuevos intereses, un nuevo entusiasmo, un nuevo estilo, una nueva manera de vivir. No puedes cultivarlo; todo lo que puedas cultivar será sólo una repetición de lo viejo... quizá un poco modificado aquí y allá, pero eso no significa nada. Así que empieza a sentarte pasivamente y a hacer más meditaciones pasivas."

Osho, La inteligencia, un don de la naturaleza.
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