martes, 17 de diciembre de 2013

100




El número que define la centena siempre me trae a la mente una representación de algo completo, redondo. Algo que sirve de medida, de promedio, para establecer un baremo. En definitiva una imagen tanto de final como de principio de una etapa.

Y es que esta es la entrada número cien de este blog. Serán muchas para algunos que piensan que tanto jugo no se le puede sacar al coaching y a hablar de gestión de personas en el ámbito laboral, y pocas o muy pocas para los que piensan que en el periodo de tiempo en el que han sido publicadas, la cadencia de publicación ha sido muy baja (es@s sesud@s estudios@s del 2.0). Tanto da, porque la realidad es que (como he dicho en alguna otra ocasión parafraseando al maestro Serrat) “cada quien es cada cual y baja las escaleras como quiere”. A mi particularmente no me parecen demasiadas si atendemos al tiempo, pero me parecen muchísimas si atendemos a lo específico del tema que se trata.

Procuro casi siempre no repetirme cuando escribo. Esto es particularmente complicado cuando mantienes dos blogs y publicas en otras webs, aunque de momento las conexiones neuronales van funcionando. Es cierto que paso periodos de tiempo sin publicar, pero esto es simplemente porque creo que no tengo nada interesante que decir. Antes me imponía la necesidad de un artículo a la semana y me di cuenta que eso, sin hablar de cualquier cosa que se te ocurra, es decir, ciñéndote a los temas específicos a los que has dedicado el blog, es poco menos que imposible salvo que escribas el mismo post de varias formas diferentes, cosa que a mí no me divierte (y hace tiempo que trato de divertirme, aún en la obligación, tanto más en algo tan personal o tan definitorio de tu actividad como un blog).

Por razones muy obvias, en el blog empezamos a tratar temas casi exclusivamente relacionados con el Coaching. De hecho el blog empezó llamándose “Coaching para el Cambio” y así se mantuvo varios años, hasta que recientemente, hace un año, en razón a la actividad profesional que estamos ejerciendo, la temática de los posts se amplió hacia temas relacionados a los relacionados con la gestión de los colectivos de personas que trabajan en una organización, con esos “recursos humanos” (denominación que confieso ha terminado por parecerme francamente molesta y que creo que en la medida de lo posible no usaré mientras pueda). De ahí pasamos a denominarlo de otra forma , jugando con el título “Recursos para humanos”. 

Pasamos de tener un blog casi para coaches, en cuanto a que se trataban temas muy relacionados con la técnica y la práctica del Coaching, a abrirlo a lo que es la misión de Coaching para Todos, conseguir que cualquier persona o empresa pueda disfrutar de los beneficios del Coaching. Para esto, creemos que es necesario en primer lugar conocerlo, pero no como profesional, sino como profano, y eso creo que hemos podido de alguna manera conseguirlo, porque en una segunda etapa pasamos a hablar no en términos de técnica, sino de beneficio. De eficacia. De lo que se podía conseguir con el Coaching. Y tenemos buen retorno de ese cambio por parte de algunos lectores. Prueba superada.

Particularmente nos sentimos muy orgullosos de haber podido contribuir a acercar el Coaching a cualquiera (confieso que en rebelión permanente contra aquellos que pretenden o hacerlo solamente un instrumento para élites o usarlo como simple herramienta de marketing para vender otro servicio). En estas páginas hemos puesto encima de la mesa qué son sólo cantos de sirena o brindis al sol y qué es Coaching de verdad y si hemos conseguido que, al menos, solo una persona no haya sido engañada por algún(a) “vendedor(a) de crecepelos” o haya renunciado a los beneficios del mismo por que le han hecho llegar que es poco mas o menos un artículo de lujo, estamos satisfechos.

Su última y reciente etapa era una consecuencia más o menos lógica de dos cosas: Centrar temas de Coaching en otro blog más personal, desde donde se pudiera dar una opinión más desde el que ama y vive el Coaching, separada de la  teórica rigidez de la perspectiva de los temas de empresa, y tratar la deriva de la actividad profesional antes comentada hacia temas mucho más relacionados con el trabajo de consultoría y de formación en el ámbito de la gestión de personas en las empresas. Hemos tratado en esa fase de aportar nuestra visión de la forma más objetiva posible, teniendo claro (también desde una mirada cuasi reivindicativa) que estamos por la modernización de sistemas, gestores y métodos, en oposición a un modelo tradicional de “recursos” que tiene las horas, creemos, contadas. Básicamente porque los modelos tradicionales han caducado y solo sobreviven bajo el paraguas del miedo impuesto interesadamente para conservar “el mando” sin gastar ni un átomo de creatividad, sin esforzarse por entender que pasa y obrar en consecuencia. Personalmente espero que en el momento de despejarse el panorama y normalizarse la situación de crisis, esto acabe y deje paso a una larga lista de caídas estrepitosas de (mal@s) gestores, que entonces no tendrán balcón del miedo al que agarrarse.

En ese punto, hemos decidido cerrar la publicación de contenidos en el blog. No podemos decir si será definitivo o no, porque nadie está en posesión de la bola de cristal y no sabremos que nos deparará el futuro. Vamos a continuar, no obstante, con un pequeño espacio dentro de nuestra web, a la que iremos trasladando paulatinamente los contenidos que creemos más interesantes de este blog y nuevos que se nos vayan ocurriendo. Es más fácil mantener una web y un blog que una web y dos blogs y ese es el motivo principal.  Por supuesto mantendremos el blog personal que seguirá siendo eso, más personal que corporativo ;)

Nada más, solo decir dos cosas. Primero gracias a los suscriptores del blog que han seguido el mismo durante estos años. Animarles a que vayan visitando el espacio de la página web y el blog personal y esperamos seguiros ayudando e informando y, segundo, el número de entradas será de ciento uno, porque pondremos una adicional indicando la dirección donde nos mudamos.

Y nada más, sólo desear a los lectores un magnífico final de año actual y un muchísimo mejor desarrollo del que viene. El cambio es lo único que permanece y siempre hay que estar preparado para aprovecharlo. Recordarlo.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

¿Cualquiera que haga un curso de coaching puede ser coach?



Empezaré el post de la manera más sencilla, es decir, contestando a la pregunta que lo titula: Rotundamente NO.

Trataré, a continuación, de aportar las razones, o más concretamente mis razones, del porqué de esa respuesta:


  1. El trabajo de un/a coach, personal o empresarial, se hace con (e influye directamente en) personas. Este hecho, automáticamente, ya invalida a mucha gente cuya capacidad de comunicación interpersonal, valores, creencias, reacciones y/o formas de actuar no están alineadas con la total escrupulosidad en cuanto a no influir ni poner nada de ellos mismos que pueda condicionar, alterar o modificar interesadamente  a la otra persona. Esto puede llegar a trabajarse, pero haciendo un curso de coaching, sea de un fin de semana o de 800 horas, certificado o sin certificar, con o sin exámenes, NO se sale preparado para ello. Es trabajo personal posterior o anterior. Y no todo el mundo puede llegar a completarlo.
  2. Un/a coach que trabaje con personas en el ámbito empresarial debe tener experiencia en empresa. Y dependiendo con que línea del organigrama trabaje, inclusive directiva. No me imagino a ningún/a coach trabajando temas de productividad personal o de estrategia, ni siquiera de puro cambio o carrera sin poder captar todo la esencia de lo que le cuente su cliente por no estar acostumbrado a los usos, modos, lenguaje y criterios de una empresa. Haciendo un curso de coaching, sea de un fin de semana o de 800 horas, certificado o sin certificar, con o sin exámenes, NO se sale preparado para ello. Se tiene o no se tiene. Por eso, tiemblo pensando en ciertas consultoras que se dedican tradicionalmente a otros negocios y que han irrumpido en el mundo del coaching, buscando cuota de mercado, usando a recién licenciados, en la creencia que la experiencia necesaria viene a ser la misma para auditar cuentas, que hacer coaching a una persona. 
  3. Un/a coach  usa métodos de trabajo e indagación muy cercanos a los métodos usados en psicología o en la función clásica de recursos humanos, pero debe de aportar su propia capacidad deductiva para interpretar resultados. Un/a coach no saca medias aritméticas o calcula percentiles, y acude a tablas estándares para diagnosticar. Interpreta, indaga, inquiere, saca conclusiones, confronta impresiones con el cliente, provoca su reflexión, apoya, motiva, acompaña, todo sobre la marcha, según se produzcan las respuestas, según salen los datos. Todas estas competencias se pueden llegar a trabajar, pero haciendo un curso de coaching, sea de un fin de semana o de 800 horas, certificado o sin certificar, con o sin exámenes, NO se sale preparado para ello.
  4. Finalmente un/a coach debe ser un profesional que huya de aconsejar, que cualquier indicación que pueda dar la supedite al criterio de su cliente, que es quien va a ponerla en práctica o no. Debe tener la habilidad y el temple para conseguir que el cliente descubra por si mismo las respuestas evitando condicionarle con modas, tendencias, tecnología, técnicas, recomendaciones, fórmulas, trucos o mucho menos vendiéndole otras cosas, por muy efectivas que sean. Un consultor, un asesor, NO es un coach (aunque muchos, obviamente interesados en mantener lo contrario digan que es más o menos lo mismo y que ellos lo son). Debe tener el criterio necesario para saber cuando un cliente se está haciendo dependiente de su intervención o cuando el problema o dilema no puede tratarlo como coach y debe hacerlo otro tipo de profesional, renunciando incluso a llevar adelante el proceso. Debe ser altruista y solidario/a y basar su trabajo, por encima de todo, en el espíritu de servicio. Hay cosas de las citadas que pueden aprenderse y otras que se tienen o no, incluso que también pueden trabajarse con mucha dedicación, pero haciendo un curso de coaching, sea de un fin de semana o de 800 horas, certificado o sin certificar, con o sin exámenes, NO se sale preparado para ello.


Veo demasiadas webs, blogs, foros, tuits, muros y anuncios indicando que esta escuela, que esta asociación, que esta certificación es mejor que la de aquí o la de allá porque el curso es más largo, porque hay exámenes, porque la certificación es internacional, porque hay supervisiones y así unas cuantas razones, la mayoría, a mi juicio, sin solidez ni objetividad alguna. Lo que capacita de verdad a un/a coach son sus resultados con sus clientes, su experiencia previa empresarial en el caso citado anteriormente y finalmente su personalidad, sus valores, su trabajo interno consigo mismo/a y nunca, jamás un curso de coaching, sea de un fin de semana o de 800 horas, certificado o sin certificar, con o sin exámenes, internacional o local.

Cuando vayas a contratar a un/a coach para ti, para tu empresa, pregúntale por lo que antes te he indicado, habla con él/ella, fórmate un criterio en base a datos y no solo a lo bonita que es su web, a si está certificado/a o no (recordad que son certificaciones NO oficiales, estrictamente privadas), a si tiene miles de seguidores en facebook , twitter o youtube o  a cómo vende el producto. Un/a coach trata con personas y eso son palabras mayores.

No te digo nada si resulta que ni siquiera se ha formado en coaching y se ha puesto el “título” en la tarjeta….

Créditos fotos : 

miércoles, 9 de octubre de 2013

Del amor y del cambio ( en la pyme)




En mi paseo vespertino por ese enorme boletín informativo de la actividad de la gente conocida que es  Facebook, leo un comentario de mi amiga Laura Chica acerca de una intervención suya en Sevilla dentro del evento “IniciativaPymes”. En el mismo, Laura dice que estuvo hablando de amor como herramienta para trabajar con las personas en la empresa. Y hacía un comentario divertido aludiendo a la teórica sorpresa que puede constituir plantearlo hoy en una charla, ante un montón de dueñas y dueños de empresas.  Con lo que está cayendo, eso lo añado yo.

Aparte del mérito de susodicho planteamiento de una mujer, cuyo sentido creativo e innovador  se atreve con casi todo (de ahí creo que le viene parte de su merecido éxito), creo que en sí el hecho que el auditorio escuchara con atención y tomara buena nota de lo expuesto, indica que las fórmulas que durante toda la vida se han empleado para pilotar la empresa han caducado, básicamente porque ya no causan ningún efecto. Los que a veces tenemos contacto con algunas empresas grandes, con personas dedicadas específicamente a pensar en ello, ya sabíamos que ese planeamiento estaba vigente. Hacer cosas diferentes para obtener resultados distintos, que decía Don Alberto Einstein. En lo que algunos manteníamos serias dudas es si la pyme  (es decir, la dueña o el dueño) sería capaz de parar cinco minutos, pensar y comprobar el porque de no obtener resultados una y otra vez y encima aumentando el esfuerzo exponencialmente entre intentos. La ponencia de Laura y sobre todo, el que hubiera gente de pymes escuchándole atentamente me pone sobre aviso de que algo empieza a cambiar. Tengo que ser franco y decir que sólo tengo  una leve esperanza, pero algo es.


Creo que hace falta mucha cultura de verdadero empresariado en la pyme. Hace falta formación y preparación para esto. Si te tienes que ocupar de todo, necesitas saber de ese todo bastante, o al menos lo suficiente para empezar. Y la cosa no termina ahí porque tienes obviamente carencias hasta que puedes llegar a ese nivel que se requiere para manejar todo. La actualización constante de técnicas, de conocimientos, de procedimientos, en la medida necesaria para seguir dirigiendo el timón de la empresa conforme a lo que la empresa necesita en cada momento. La formación y el reciclaje continuo, que tiene hoy por hoy más sentido que nunca, pero que lamentablemente es la gran desconocida, por olvidada, precisamente entre la gente que más la necesita, los empresarios. Una gran mayoría (lo he dicho por otro post), la considera incluso una pérdida de tiempo. No digamos cuando hablamos de aplicar en la gestión conceptos como la inteligencia emocional, la escucha activa, el liderazgo transformador, la búsqueda del talento, o el mismo amor que propone Laura que es tan necesario para las organizaciones.

Otro buen amigo, Ximo Salas, nos hablaba el otro día de la no-empresa, de organizaciones sólidas, líquidas y gaseosas. La paradoja es que las más sólidas, hoy por hoy, las que más futuro tienen, son las gaseosas. Las más capaces de enfriarse y pasar a ser líquidas y si la situación lo requiere, incluso volver a solidificarse, sin perder la capacidad de cambio. Las pymes, por definición, por estructura, por flexibilidad, por adaptabilidad, deberían de ser gaseosas todas ellas. La capacidad de competir de una pyme está precisamente en el cambio. Y el cambio solo puede hacerse desde las personas que la componen. Y cambiar de estado las veces que hagan falta ¿Y cómo? Pues cuando no tienes a gurús y a teóricos a sueldo detrás de ti aconsejando y/o creando, creo que lo mejor es mirar a las grandes que funcionan. No hay nada que perder y mucho que ganar ¿Y qué hacen las grandes? Desde luego, nunca ascos a lo nuevo.

Cuento el caso de un alto directivo de una compañía de transportes que me dijo un día, ante mis esfuerzos por ahondar en el concepto de especialización:   Pepe, no te compliques.  Esto son habas contadas. En el fondo da igual el sector, el tipo de empresa o si vendes productos o servicios. Son detalles accesorios. Se trata de gestionar personas. Esa es la clave del trabajo de cualquier directivo. Y hay que hacer lo que sea para que las personas funcionen ordenadamente, con compromiso y felices. Hay que darles cariño y apoyarte en ellos y que ellos lo  perciban. Porque en el fondo te juegas ahí la vida. Si están cabreados, un día no podrás convencerles de nada y saldrás por la puerta de una patada en el culo, que diez minutos antes descansaba plácidamente sobre un bonito sillón de cuero”.

Así que, señoras y señores que dirigen pymes, les animo a que inviertan en flexibilidad, en maniobrabilidad, en cambio. Que vayan a eventos en los que personas como Laura o Ximo (o incluso a veces este humilde servidor de ustedes) intervienen y les escuchen. Que miren a ver que hacen las grandes e intenten hacer lo mismo a escala. Que se formen continuamente, que inviertan en su desarrollo, en mejorar sus capacidades. Que busquen las personas adecuadas que puedan ayudarles a poner en marcha todo esto, que las hay y muy capaces. Son ustedes dueños y dueñas de su propio destino y pueden elegir si quieren seguir con la formula caducada, aún a sabiendas que no sirve para absolutamente nada.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Soloprendedores




El concepto que da título al post es una castellanización de la palabra angloamericana (inventada supongo que por el propio creador del concepto, Larry Kellto) Solopreneurs y se refiere a las personas que se lanzan a una actividad profesional en solitario. 

No se refiere Kellto esencialmente a freelances, aunque los incluye también, sino a los que facturan su actividad productiva directamente al cliente receptor del bien o servicio, sin intermediarios.  Aclaro que solo he visto el concepto "castellanizado", googleando y encontrándolo en un artículo del blog Un negocio tuyo. No me quiero apropiar de la paternidad del mismo, solo reflejarlo.

En Estados Unidos la figura descrita es usual. En su blog, thesolopreneurlife.com , Kellto habla de ¡más de veinte millones de personas! en este país que cumplen la condición anteriormente citada. El término es algo menos conocido, aunque Kellto comenta en el blog que está orgulloso porque el hashtag que puso en marcha en Twitter (#solopreneurs) , ya recibe tuits con spam en esa red y, por tanto, él deduce que eso es todo un reconocimiento de la sociedad hacia quienes emprenden en solitario. Lo que parece claro, deduciéndolo de la cantidad de personas, es que  tienen un sensible impacto en la economía estadounidense, tanto en producto interior como en las cifras de desempleo.

Y parece, investigando, que esa es la causa primera del aumento exponencial en los últimos veinte años de esta nueva “figura”. Las sucesivas crisis en Estados Unidos han dejado un reguero de desempleados, muchos de los cuales han optado por la vía de dedicarse a buscarse la hamburguesa en solitario. 

A nadie se le escapan los paralelismos con el caso de España. Desconozco la cifra en este caso de soloprendedores pero debe ser manifiestamente elevada. Recordemos que, con datos en la mano, más del 80% de las empresas en España, bastante antes de la crisis incluso, tienen entre 1 y 3 trabajadores. Es un país de microempresas y, por lo que deduzco por lógica, de soloprendedores. Eso quiere decir que, lógicamente, la actividad económica Española, su producto interior bruto, descansa en gran parte en lo que ellos producen.
 
Aparte de lo que se nos viene a todos a la cabeza en relación con la importancia, tratamiento y consideración que, a partir del hecho comentado en el final del párrafo anterior, han concedido los sucesivos gobiernos del estado central y de los autonómicos ( aquí no se libra nadie, pero esto no será objeto de este artículo, seguramente si lo será en otro post) a los soloprendedores de este país, su principal problema (al igual que en cualquier parte del mundo) es precisamente la soledad. 


Soledad no entendida específicamente como generadora de conflicto mental o emocional (aunque muchas veces esté presente), sino también como la imposibilidad en muchos casos de generar nuevas ideas que reemplacen a las que ya nos sirven, por supuesto contrastar su idoneidad, oportunidad o validez y por encima de todo, cargar al cien por cien con la responsabilidad de las decisiones, que se deben tomar por necesidad,  incluso a sabiendas que no hemos podido considerar todos los puntos de vista posibles y,  por lo tanto, probablemente no cumplan la característica de objetividad que imprime un grupo de trabajo y que las buenas decisiones deben tener.

Bajo mi punto de vista, buscar sinergias con otros, fomentar  el networking, participar del asociacionismo, de eventos sean o no sectoriales, participar en foros o redes de intereses tanto horizontales como verticales y, en suma, cualquier modo de comunicación multidireccional con profesionales en esta misma situación, se hace necesario para evitar muchos de los males que antes hemos indicado (además del puramente emocional de sentirse solo a veces en la tarea). Siempre existirá, no obstante, el instante de la decisión, el momento de la verdad, después de la imprescindible “autoreunión” con cada uno, que se debe afrontar en solitario. 

Cómo hemos indicado en otros posts, el trabajo de Coaching genera espacios nuevos, distintos para la reflexión y el planteamiento de nuevas realidades a partir de las propias experiencias, actitudes y capacidades personales. Es un aprendizaje en el que la persona y no el coach es el protagonista, en el que prima la búsqueda de formulas efectivas que le permitan abordar sus dilemas desde cualquier punto de vista,  desterrar bloqueos y limitaciones y adquirir la capacidad para crear y poner en marcha planes de acción concretos que permitan lograr objetivos precisos. Desde ese punto de vista se hace un compañero de viaje excelente para el/la soloprendedor, puesto que proporciona esa nueva habilidad de “trabajar con uno mismo” en la búsqueda de soluciones e ideas y en su puesta en marcha con el concepto de “excelencia con eficacia”, un concepto que el/la soloprendedor no puede dejar de lado porque constituye su tarjeta de visita profesional. 


 Se trata, en suma, de adquirir nuevas habilidades, nuevas destrezas y herramientas para adaptarse y desarrollar eficazmente un nuevo concepto de trabajo en el que, por cierto, grandes fortunas y nombres han empezado, el de soloprendedor. Y además, si hay conflictos emocionales con la soledad, también se pueden revisar. 

N.del A.: Como ya he explicado en algún otro momento en este blog, la palabra emprendedor no me gusta, no solo porque es un anglicismo  de "entrepreneur". Creo que el vocablo castellano "empresario", define mucho mejor a la persona cuya actividad profesional es poner actividades productivas en marcha. Si buscas la primera definición de “empresa” que aparece en el diccionario de la RAE, encontrarás “Acción o tarea que entraña dificultad y cuya ejecución requiere decisión y esfuerzo.”A eso me refiero. Aunque, y a pesar de ello, en éste artículo, a mi por lo menos,  "soloprendedor", me ha sonado mejor, fonéticamente, que "solopresario" y por eso la he usado.

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