Habitualmente se suelen distinguir dos tipos básicos de Coaching: El personal y el ejecutivo. Es este último la relación "uno a uno" tradicional de Coaching se modifica a partir de la entrada en juego de un "tercer actor" como es la Organización, que es la que de manera habitual solicita el Coaching para sus empleados, en la mayoría de los casos con la vista puesta en la preparación y desarrollo de los mismos de cara al logro de objetivos específicos y concretos.
La realidad nos dice que si bien el Coaching empieza a ser una herramienta de uso común en las grandes Empresas Españolas, en la PYME eso todavía no sucede por diversos motivos, además de los tradicionales económicos, que serían muy prolijos de analizar aquí y ahora.
En consecuencia existe un "vacío" en el conocimiento y la aplicación de la herramienta entre la mayoría de la clase directiva de la PYME Española que, no lo olvidemos, constituye el tejido empresarial por excelencia de este país y, por tanto, sostén básico de la actividad económica.
Conscientes de los beneficios que aporta el Coaching en cuanto al crecimiento personal dentro del ámbito directivo laboral y la repercusión directa e inmediata que este hecho tiene habitualmente en los resultados de una PYME, se nos ocurre aportar nuestro granito de arena para definir una tercera vía, que tímidamente empieza a despuntar en el mundo del Coaching: El Coaching Profesional.
Cuando un profesional, sea libre o autónomo, o poseedor de cualquier posición laboral en una PYME persigue bien un cambio en su carrera y desarrollar por el mismo sus competencias y crecer profesionalmente, o bien es el propio Empresario el que pretende que su propio crecimiento repercuta de manera directa en su Organización, un proceso de Coaching individual realizado con el profesional constituye una excelente herramienta que, con bastante rapidez en la mayoría de los casos, permite alcanzar objetivos concretos que en inicio son particulares pero están intimamente relacionados con el ámbito laboral. Aquí no existe la Empresa, pero tampoco es Coaching personal, pues los objetivos perseguidos están en sintonía con objetivos puramente profesionales.
Ocho ejemplos típicos de esos objetivos que puede facilitar un proceso de Coaching a ese profesional son:
- Desarrollar o enfatizar la capacidad de liderazgo de equipos y personas a su cargo
- Adaptarse a cambios internos o impuestos por el entorno, o promover su generación
- Potenciar las fortalezas propias y descubrir ( y minimizar ) debilidades
- Rescatar la propia experiencia acumulada y aplicarla a situaciones de resolución compleja
- Emprender profesionalmente de forma personal
- Encarar y preparar procesos de petición o negociación con superiores o clientes
- Gestionar la pérdida y transformarla en oportunidad de crecimiento
- Gestionar la incertidumbre y el cambio contínuo
Posiblemente existan muchos más, y más complejos, pero estos son 8 de los más típicos. Creemos sinceramente que profesionales libres, autónomos o la misma PYME pueden beneficiarse ampliamente de la aplicación del Coaching, quizá en procesos menos complejos que en las grandes, pero mas directos y sólidos en cuanto a su oreintación a la obtención de resultados rápidos y velozmente amortizables.
Leerte cada vez me aporta más. Es un suerte contar con personas tan sabias y profesionales como tú. Tus escritos cada vez me gustan más
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