Seguimos observando en las
últimas semanas en la blogosfera una incipiente actividad de opinión, sobre
todo en cuanto a qué cambios y de que manera deberían abordarse para que la empresa Española
empiece a generar un nuevo modelo, en el cual el compromiso y el talento de
cada uno de sus integrantes, sea el germen que haga que se pueda vencer la dinámica
negativa de estos últimos tiempos y que con ello se comience a dar pasos conducentes a la
reactivación y la superación de las dificultades que impiden crecer y generar
riqueza y empleo.
Echo en falta en estos análisis algo
que yo creo muy importante. Yo, por ejemplo, he estado dentro de una cierta y casi lógica
euforia provocada por encontrar personas muy capaces que por fin opinan como yo opino en este campo, hablando de cambios a nivel de Dirección, del papel y
de la función de los departamentos de RRHH, de los CEOs de la Empresa y los Consejos de
Administración y accionistas, de cambios en la cultura corporativa y en la tecnología
como forma de comunicación 360 º y resulta
que se me (nos) está olvidando que el tejido activo empresarial/productivo de
este país, con datos a Enero de 2012 del Directorio Central de Empresas
elaborado por el INE lo componen en más de un 83,3% empresas de hasta 2 trabajadores asalariados. En total mas de 2.600.000
empresas.
¿Qué quiere esto decir
fundamentalmente? (independientemente del dramático dato de la atomización y la reducción de plantillas producto
de la recesión de la actividad productiva). Para mí, que cualquier cambio real,
auténtico, hacia una mejora de la competitividad de este País pasa por,
evidentemente, hacer cambios en las empresas grandes, pero que, en el hipotético
e improbable caso de que cambiasen todas un día de éstos, no habríamos conseguido, a
nivel de crecimiento, competitividad o beneficio para el País, prácticamente
nada.
Quizá que las grandes fueran mas
grandes, pero con la diversificación económica global, que permite a éstas producir
en cualquier parte del mundo donde la mano de obra sea más reducida o cotizar
donde pueden aportar menos a la economía nacional en forma de impuestos, la
repercusión en datos económicos en nuestro país sería muy baja. Recordemos que
hay empresas grandes españolas que ganan mucho hoy en día, algunas cada vez más,
y la cosa sigue sin mejorar. Aclaro que no critico, pues defiendo el libre
mercado. Lo único que hago es evidenciar, a mi juicio, una situación real y
concreta
En España, para que las cosas
cambien realmente y se genere riqueza y por consiguiente empleo de verdad, cualquier
cambio ha de pasar por considerar a este 83,3% de empresas en esos planes que algunos hemos argumentado,
comentado y discutido con pasión en muchos blogs, artículos, debates y eventos.
En distinto plano, probablemente. De distinta manera y llevando a cabo diferentes
acciones, con toda seguridad. Pero dentro, nunca fuera.
Para mí no se trata de hacer más o
menos leyes para autónomos o “emprendedores” ,(aparte:
¿Por qué narices no se les denomina empresarios, que lo son desde el
minuto uno de empeñar su esfuerzo y su dinero en un proyecto empresarial? Item
mas ¿Qué es “emprendededor” más que una castellanización
de “entrepreneur”? ) o subvencionar puestos de trabajo o determinadas
actividades, (aquí otro aparte: Recuerdo
que no solo de start ups tecnológicas come este País, que ya está bien. ¿Por
qué no se puede subvencionar una actividad puramente industrial?) mientras
cualquier persona que quiera poner en marcha su proyecto dependa de un banco
para ello y tenga que ser avalado hasta por
el gato de su casa.
Se trata de cambiar
profundamente, si. Pero continuo diciendo que, según mi punto de vista, quizá también buscar
formulas que permitan, mediante ese cambio, que todo eso que sugerimos para las
grandes, pueda ser accesible para las mas pequeñitas, incluso hasta la dependencia del mercado bancario o la relación malsana con la legislación de papi estado, dos extremos que inciden de foma muchísimo mas evidente en estas micropymes que en las grandes.
Mi modesta opinión es que, si
queremos aportar aunque sea nuestro minúsculo grano de arena en forma de
opinión o de creación de debate para mejorar este País, su economía y la vida
de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos, debemos volver,
necesariamente, nuestros ojos y nuestras neuronas, e incluir en nuestros blogs,
artículos, debates y eventos a la micropyme. Porque me da que solo esta puede
ser el verdadero, auténtico motor del cambio real de este País.
Yo lanzo el guante.
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