El concepto que da título al post
es una castellanización de la palabra angloamericana (inventada supongo que por
el propio creador del concepto, Larry Kellto) Solopreneurs y se refiere a las personas que se lanzan a una
actividad profesional en solitario.
No se refiere Kellto esencialmente a freelances, aunque los incluye también,
sino a los que facturan su actividad productiva directamente al cliente receptor
del bien o servicio, sin intermediarios. Aclaro que solo he visto el concepto "castellanizado", googleando y encontrándolo en un artículo del blog Un negocio tuyo. No me quiero apropiar de la paternidad del mismo, solo
reflejarlo.
En Estados Unidos la figura
descrita es usual. En su blog, thesolopreneurlife.com
, Kellto habla de ¡más de veinte millones de personas! en este país que cumplen
la condición anteriormente citada. El término es algo menos conocido, aunque
Kellto comenta en el blog que está orgulloso porque el hashtag que puso en
marcha en Twitter (#solopreneurs) , ya recibe tuits con spam en esa red y, por tanto, él deduce que eso es todo un
reconocimiento de la sociedad hacia
quienes emprenden en solitario. Lo que parece claro, deduciéndolo de la cantidad de personas, es que tienen un sensible impacto en la economía estadounidense, tanto en producto interior como en las cifras de desempleo.
Y parece, investigando, que esa
es la causa primera del aumento exponencial en los últimos veinte años de esta
nueva “figura”. Las sucesivas crisis en Estados Unidos han dejado un reguero de
desempleados, muchos de los cuales han optado por la vía de dedicarse a
buscarse la hamburguesa en solitario.
A nadie se le escapan los
paralelismos con el caso de España. Desconozco la cifra en este caso de soloprendedores pero debe ser manifiestamente
elevada. Recordemos que, con datos en la mano, más del 80% de las empresas en
España, bastante antes de la crisis incluso, tienen entre 1 y 3 trabajadores.
Es un país de microempresas y, por lo que deduzco por lógica, de soloprendedores. Eso quiere decir que,
lógicamente, la actividad económica Española, su producto interior bruto, descansa
en gran parte en lo que ellos producen.
Aparte de lo que se nos viene a
todos a la cabeza en relación con la importancia, tratamiento y consideración que,
a partir del hecho comentado en el final del párrafo anterior, han concedido
los sucesivos gobiernos del estado central y de los autonómicos ( aquí no se
libra nadie, pero esto no será objeto de este artículo, seguramente si lo será
en otro post) a los soloprendedores
de este país, su principal problema (al igual que en cualquier parte del mundo)
es precisamente la soledad.
Soledad no entendida específicamente
como generadora de conflicto mental o emocional (aunque muchas veces esté
presente), sino también como la imposibilidad en muchos casos de generar nuevas
ideas que reemplacen a las que ya nos sirven, por supuesto contrastar su
idoneidad, oportunidad o validez y por encima de todo, cargar al cien por cien con
la responsabilidad de las decisiones, que se deben tomar por necesidad, incluso a sabiendas que no hemos podido
considerar todos los puntos de vista posibles y, por lo tanto, probablemente no cumplan la
característica de objetividad que imprime un grupo de trabajo y que las buenas decisiones
deben tener.
Bajo mi punto de vista, buscar
sinergias con otros, fomentar el networking, participar del
asociacionismo, de eventos sean o no sectoriales, participar en foros o redes
de intereses tanto horizontales como verticales y, en suma, cualquier modo de
comunicación multidireccional con profesionales en esta misma situación, se
hace necesario para evitar muchos de los males que antes hemos indicado (además
del puramente emocional de sentirse solo a veces en la tarea). Siempre
existirá, no obstante, el instante de la decisión, el momento de la verdad,
después de la imprescindible “autoreunión” con cada uno, que se debe afrontar en
solitario.
Cómo hemos indicado en otros
posts, el trabajo de Coaching genera espacios nuevos, distintos para la
reflexión y el planteamiento de nuevas realidades a partir de las propias experiencias,
actitudes y capacidades personales. Es un aprendizaje en el que la persona y no
el coach es el protagonista, en el que prima la búsqueda de formulas efectivas
que le permitan abordar sus dilemas desde cualquier punto de vista, desterrar bloqueos y limitaciones y adquirir
la capacidad para crear y poner en marcha planes de acción concretos que
permitan lograr objetivos precisos. Desde ese punto de vista se hace un
compañero de viaje excelente para el/la soloprendedor,
puesto que proporciona esa nueva habilidad de “trabajar con uno mismo” en la
búsqueda de soluciones e ideas y en su puesta en marcha con el concepto de “excelencia
con eficacia”, un concepto que el/la soloprendedor
no puede dejar de lado porque constituye su tarjeta de visita profesional.
Se trata, en suma, de adquirir
nuevas habilidades, nuevas destrezas y herramientas para adaptarse y
desarrollar eficazmente un nuevo concepto de trabajo en el que, por cierto,
grandes fortunas y nombres han empezado, el de soloprendedor. Y además, si hay conflictos emocionales con la soledad, también se pueden revisar.
N.del A.: Como ya he explicado en algún otro momento en este blog, la
palabra emprendedor no me gusta, no solo porque es un anglicismo de "entrepreneur". Creo que el vocablo
castellano "empresario", define mucho mejor a la persona cuya actividad
profesional es poner actividades productivas en marcha. Si buscas la primera definición
de “empresa” que aparece en el diccionario de la RAE, encontrarás “Acción o tarea que entraña dificultad y cuya ejecución requiere
decisión y esfuerzo.”A eso me refiero. Aunque, y a pesar de ello, en éste artículo, a mi por lo menos, "soloprendedor", me ha sonado mejor,
fonéticamente, que "solopresario" y por eso la he usado.
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