Hace unas semanas fue presentada la encuesta de periodicidad bianual EMCE 2010 sobre el mercado del Coaching Ejecutivo en España, puesta a disposición del público en general gracias al esfuerzo de dos magníficos profesionales, Jorge Salinas y Jaime Bacás, que han entrevistado a más de 174 coaches ejecutivos españoles con diferente tiempo en el mercado en el 2009, proyectando los resultados a 2010. Fuera de otras consideraciones inherentes al año en curso en cuanto a la situación económica, como la notable disminución de procesos y de tarifas, la relevancia máxima de la encuesta está en sus conclusiones, entre la cuales sus autores sugieren previsiones de desarrollo del volumen de ejercicio del Coaching traducida en sesiones, nuevos coaches y nuevos contratos en empresas en torno a una media del 30% (7,1 Millones de Euros aproximadamente), un reajuste de tarifas (yo opino que es una tendencia hacia tarifas más realistas debido al aumento del número de coaches y su especialización), y una actividad, concluyen los autores, en fase de crecimiento.
Y es ahí donde, jugando un poco a establecer conclusiones propias cruzando datos con nuestra propia experiencia de venta del producto y ciertos indicadores del mercado de consultoría y servicios, podríamos argumentar que un crecimiento tal de una actividad económica en este momento teniendo en cuenta una evolución económica similar a la que los organismos pertinentes establecen para España sólo tendría sentido lógico (evoluciones "ilógicas" también existen, pero no somos adivinos) a partir de que la susodicha actividad fuese actualmente de un volumen muy reducido, como así parece que sucede (los autores cifran el volumen de la actividad actual en 5,9 millones de euros).
Es decir, hoy por hoy, un buen coach conocido en el mercado, con clientes más o menos fijos y en proceso de crecimiento comercial andaría en torno (seguimos con datos de la encuesta) a los treinta mil euros de facturación (antes de impuestos). Obviamente eso es una media, pero aún siendo así, con ese dato no parece que hoy por hoy el coaching proporcione más que el equivalente a un sueldo de tipo medio, alejado desde luego de una actividad empresarial que pueda asegurar un nivel de ingresos razonablemente superior a un trabajo por cuenta ajena, donde el empresario que se juega su patrimonio busca evidentemente un rendimiento superior. Vivir se puede vivir, pero con un sueldo digamos "normal". Luego los ingresos se complementan, como comentan asimismo los autores con otras actividades, básicamente de formación y/o consultoría.
Entonces ¿hay mercado real (y entendido real como el que sigue las normas que en cada momento dicta el mismo) para la cantidad de coaches que salen hoy de las escuelas, con una evidente saturación formativa en este momento? Está claro que de momento la tarta es más bien pequeña, pero no menos que cuando otras nuevas actividades o productos empezaron a ver la luz, entre ellas la consultoría o la propia psicología. Nos compete a todos los profesionales, por tanto, divulgar los evidentes beneficios del coaching con honestidad y claridad y sin caer en creer que estamos vendiendo algo consolidado y que todo el mundo entiende. Se hace necesario explicar, contestar muchas dudas honradamente, plantar la semilla necesaria, ser consecuente siempre y desde luego trabajar, y mucho, en hacer crecer este mercado.
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